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Guía Gastronómica para salvar al planeta.

Con el tratado de Paris se inició el proceso para detener el cambio climático, o por lo menos contrarrestar sus efectos. Osea sino se ataja al ladrón, por lo menos quitarle lo robado.

El ciudadano de a pie, como este que les habla, está obligado ahora a tomar un postura. O cree en el calentamiento global y los efectos catastróficos que puede traer para el futuro del planeta, o no cree y pues todo este cuento le importa un pepino. Así que si usted es de los que sabe que ha sido causante pero también puede ser agente de cambio para salvar al planeta, tal vez esta guía le ayude. Si por el contrario, usted no cree para nada en esta fábula, siga esta guía, estoy seguro que tal vez le pueda ayudar en el futuro.

El Problema

Gran parte de la producción de gases de efecto invernadero y CO2, responsables en parte del calentamiento global, son emitidos por la industria de producción alimenticia. Así es. Ese pedacito de carne de res, producida en lotes de engorde, en donde los animales son hacinados y sometidos a prácticas brutales, donde además son alimentados con maíz, soya y otros granos, y que al final erosionan todo el espacio en donde pasan su cochina vida (pobres vacas, cerdos y gallinas); genera la mayor parte del metano del planeta.

No solo eso, sino que sus dietas están basadas en el consumo de granos de origen agroindustrial. Eso significa que este maíz o soya, cultivado especialmente para dárselo a los animales, es sembrado en grandes extensiones de tierra que requiere unas prácticas especiales para que el negocio sea rentable. Primero, deben usarse un multitud de máquinas con motores a combustible (tractores, camiones de carga, sembradoras, ayudantes de riego, aplicadores de fertilizantes, entre otros.) , segundo, deben utilizar semillas especiales tratadas genéticamente que resistan enfermedades y plagas, las cuales de otra formar resultarían muy difíciles de controlar en una superficie tan extensa (un cultivo de maíz puede llegar a medir lo mismo que 100 campos de fútbol). La falta de entrenamiento, el bajo precio del grano y otros factores, ha hecho que los agricultores de estas plantas lleven unas prácticas nefastas para el ecosistema que los rodea. Problemas como el boom de las algas en el océano y las zonas muertas que crea, son el resultado de la aplicación desmedida de fertilizantes que al no poder ser absorbidos por completo por las plantas, se filtra y termina vertido en fuentes acuíferas subterráneas que desembocan en ríos y quebradas. Sin dejar atrás, que han surgido nuevas especies de malezas resistentes al pesticida que no solo presentan riesgos para los cultivos industriales sino que amenazan a otras especies.

Y por último, el sistema de distribución de alimentos a creado una amplia red de abastecimiento que ha acercado a las personas en los lugares más remotos a acceder a alimentos más económicos y ha aumentado del consumo de comidas procesadas y llenas de ingredientes que desconocemos. Una naranja no debería viajar por dos semanas en aviones y camiones con frigorífico si puedo comprarla al agricultor que vive a 20 kilómetros de mi casa. A esto, se suma la gran cantidad de alimentos que son desperdiciados durante toda la cadena de producción, distribución y consumo. El año 2017 se produjo en el mundo lo suficiente para alimentar 2.5 veces la población del planeta, sin embargo no todas las personas tienen acceso a esta. En Estados Unidos solamente, una cuarta parte de los alimentos van a ir a parar a vertederos como desperdicio en cualquiera de los eslabones del sistema.

Come lo que puedas leer.

Michael Polan menciona que una de las mejores formas de filtrar la comida que compramos es leyendo la lista de ingredientes que contiene. Preferir las opciones con pocos ingredientes y que todos ellos sean reconocibles garantiza que nos alejemos de los extraños aditivos, conservantes y endulzantes artificiales.

Si le lee la etiqueta nutricional a su abuelita y ella no lo reconoce, déjalo ir. 

Come lo que puedas cocinar.

Las comidas altamente procesadas consumidas de manera regular e irresponsable son perjudiciales para la salud. Las dietas altas en azucares, sodio y grasas saturadas han incrementado los indices de obesidad en varios países de América. Cocinar en casa nos ayuda a reconocer lo que comemos y al mismo tiempo nos hace conscientes sobre la importancia de una dieta balanceada. Las comidas prehechas por lo general se alejan de los ingredientes originales y los reemplazan con sabores artificiales y derivados del maíz que promueven las prácticas nocivas para el planeta.

Come lo que necesitas y no compres de más.

Una de las mayores culpables de los desechos de alimentos es la etapa de consumo. Osea todos aquellos que compramos de mercados, supermercados, granjas o huertos locales. En promedio se desperdicia entre el 15% y el 30% de lo que compramos por puras razones prácticas. Olvidamos lo que compramos o nos da flojera cocinarlo o comemos por fuera de casa más que dentro de casa. Tan importante como cocinar en casa es que compremos solo lo que vamos a consumir.

Come y luego con lo que sobre recicla y has compostaje.

Los residuos orgánicos tienen la cualidad de ser degradados en un corto tiempo, lo cual resulta en la generación de compuestos beneficiosos para el suelo. Es por esto que es muy importante que todos los residuos de origen orgánico sean compostados. Los demás artículos deberán ser reciclados de la forma más apropiada. Los vertederos de las ciudades deberían convertirse en centros de reciclaje y compostaje, nada de residuos de alimentos debería hacer parte de los rellenos sanitarios.

Come lo que compras de fuentes responsables

Tan importante como alimentarte con alimentos frescos, preparados en casa, comprados en cantidades acordes al consumo y con una generación de residuos responsable, está el último paso para salvar al planeta.

Compra alimentos con las siguientes características. 

  1. Con buenas prácticas agrícolas y pecuarias
    Evita alimentos producidos con insumos químicos que contaminan al ser usados de manera indiscriminada. Así como evitar comprar productos lácteos, huevos y carne de productores con lotes de engorde que mantienen a sus animales en condiciones deplorables.
  2. Con responsabilidad social
    Evita comprar alimentos que son cultivados o procesados por personas en condición de abuso, miseria o esclavitud. Muchas personas en el mundo aún son víctimas de los maltratos en los campos y fábricas por medio de trabajo sin pago, agresión física y verbal o condiciones de trabajo inseguras.
  3. Con responsabilidad ambiental
    Evita comprar alimentos que son cultivados o procesados con prácticas que promueven la deforestación y la devastación de ecosistemas nativos (por ejemplo la selva amazónica brasileña que está siendo desplazada por los cultivos de soya y los lotes de engorde de ganado vacuno). Además, evita aquellos productos que no pueden garantizar la protección de las fuentes hídricas ni se comprometen a la emisión negativa de CO2.
  4. Con responsabilidad nutricional
    Evita comprar alimentos que son hechos con el ánimo de convertirte en adicto a ellos. Los alimentos altos en azúcar, cafeína, sal, grasas, son altamente adictivos pues pueden producir la secreción de dopamina al ser consumidos. La comida rápida, los snacks dulces y salados a base de harina de trigo, harina de maíz, féculas o papa con alto contenido calórico, las bebidas endulzadas gaseosas y energizantes, y los productos lácteos altos de azúcar agregada son algunos de ellos. Come aquello que te permita mantener un estado de atención y energía constante en lugar de dejarte llevar por picos y valles guiados por el consumo de carbohidratos y azúcares.

Tu mejor voto es tu billetera

Parece que a algunas personas aún no les convence el riesgo futuro del mundo por causas relacionadas al calentamiento global. Está bien. No intento convencerles. Son claras las evidencias sobre la relación entre las malas prácticas de la industria de alimentos y los problemas de desnutrición, obesidad, problemas cardiovasculares, cancer y conflictos sociales que esta genera. La mejor forma de salvar al planeta es usando nuestra billetera para elegir el futuro que queremos. Es posible. Solo hace falta que comas bien y ayudes a todos aquellos que aún no pueden hacerlo.

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